Opta por vaporizar
El cannabis tiene el potencial de aliviar los síntomas experimentados por los pacientes de asma, independientemente del método de consumo. Sin embargo, esto no significa que todos estos métodos sean igual de eficaces. Tampoco significa que usar cualquiera de los menos aptos para el asma sea completamente inofensivo.
Fumar cannabis sigue siendo una opción, pero dependiendo de la gravedad de la enfermedad, puede empeorar una crisis relacionada con el asma ya existente, o incluso provocar una. Por otra parte, los productos comestibles, debido a ciertas variables como el tiempo, tardan más en liberar sus efectos y se pueden utilizar como tratamiento a largo plazo, pero no serían lo bastante fiables en caso de un ataque. Esta es la razón por la que cuando se trata de un tratamiento de emergencia, vaporizar es sin duda la mejor opción para el cannabis y el asma. No sólo la liberación de los cannabinoides en el cuerpo es casi perfecta, sino que los riesgos para los pulmones se reducen completamente al mínimo.
Por supuesto, fumar cannabis no es perjudicial para el cuerpo humano normal sano. Sin embargo, si eres asmático, tienes que estar atento a todo lo que pueda deteriorar la calidad de los elementos químicos que entren en tu sistema respiratorio.
No hace falta decir que la calidad del vaporizador es muy importante, incluso si se utiliza únicamente con fines recreativos. En pocas palabras, un vaporizador mal fabricado, o no adaptado, no vaporiza correctamente, por ejemplo, combustionando la sustancia utilizada en lugar de vaporizarla, lo que hace que toda la experiencia resulte bastante inútil.
Y, por supuesto, si usas un vaporizador de este tipo en el contexto de una enfermedad respiratoria, podría llegar a ser un obstáculo más que una fuente de alivio.
Comprar artículos en forma de bolígrafo puede resultar tentador por razones de portabilidad. Sin embargo, cuanto más pequeño sea el vaporizador, más posibilidades hay de que los elementos básicos rindan poco o simplemente estén ausentes.
En base a esta afirmación, los vaporizadores de mesa suelen proporcionar un rendimiento satisfactorio. Sin embargo, hay vaporizadores portátiles que también pueden resultar de gran utilidad.
No utilices “dabs” de cannabis (para medicarte)
Los dabs son cada vez más populares. Los dabs de cannabis medicinal también van en aumento, pero en el contexto del asma, simplemente no cumplen los requisitos. El dabbing no equivale a la vaporización, ya que potencialmente puede exponer a tus pulmones a una experiencia abrumadora. Además, la potencia de la mayoría de los dabs puede ser un peligro, sobre todo si estás ya en un estado de gran estrés y/o ansiedad.
No fumes tabaco
Fumar tabaco puede resultar extremadamente perjudicial para los pulmones, sobre todo a largo plazo. En el caso de los asmáticos, sus efectos negativos pueden tener un impacto bastante inmediato.
Dependiendo de la gravedad de tu asma, fumar cannabis también puede ser perjudicial. Vaporizar puede proporcionar algo así como una experiencia parecida, sin casi ningún riesgo.
No dejes tu tratamiento farmacológico
Puede ser tentador dejar de tomar los fármacos por completo, especialmente cuando los resultados inducidos por el cannabis superan las expectativas. Sin embargo, la evidencia anecdótica existente, incluido este artículo, no es suficiente para garantizar la seguridad en todas las situaciones posibles relacionadas con el asma.
El asma tiene una naturaleza impredecible, ya que depende literalmente de cientos de factores que van desde los medioambientales a los hábitos alimenticios, o al estado psicológico. Irónicamente, incluso podrías sufrir un pequeño ataque de pánico después de darte cuenta de que tu inhalador no está en el bolsillo, lo que podría a su vez desencadenar un problema relacionado con el asma. No hay que subestimar los múltiples efectos que los medicamentos que te han recetado pueden tener sobre ti, incluido el efecto placebo.
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