El delta-9-tetrahidrocannabinol (delta-9-THC o THC) tiene efectos muy diversos. Es el responsable de los efectos psíquicos típicos de la marihuana y el hachís, y también de la mayor parte de las propiedades medicinales de los productos derivados. El cannabis: anima, relaja los músculos, tiene un efecto antiepiléptico, inhibe las náuseas, estimula el apetito, actúa como antibiótico, reduce la fiebre, la presión intraocular, dilata los bronquios, tranquiliza y mitiga los dolores. La dosis normal diaria de THC (dronabinol) está entre los 5 y los 30 miligramos.
El THC es el cannabinoide más abundante en la mayoría de las variedades del Cannabis y el que posee el efecto psicoactivo más potente. Es un agonista parcial de los receptores cannabinoides CB1 y CB2 (con un efecto más potente sobre CB1) ejerciendo un efecto analgésico, antiinflamatorio, antiemético, orexígeno, antitumoral, antiepiléptico, antiespástico y espasmolítico. Estudios actuales han demostrado que, además de su efecto sobre CB1 y CB2, el THC actúa sobre receptores GPR55 (agonista a dosis bajas y antagonista a dosis altas) y sobre los receptores TRPV1-5 influyendo de esta manera sobre la nocicepción termoregulación, secreción salival, tono muscular liso, frecuencia cardíaca y sobre la homeostasis del calcio y magnesio. Como efectos secundarios del THC se han descrito: ansiedad, psicoactividad, depresión, déficit colinérgico, pérdida de la memoria inmediata (reversible), afectación de la capacidad de concentración, afectación del equilibrio y de la coordinación de movimientos, hiperemia conjuntival, sequedad de mucosas y el aumento del apetito y sueño.
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