La importancia de los procesos identitarios a la hora de categorizar a los consumidores de cannabis
En la sociedad actual, donde según un informe del “Plan Nacional Sobre Drogas” en 2018 un 17,1% de la población consumió cannabis en España ya fuese de manera puntual o de forma continuada no podemos seguir clasificando a los consumidores en función de la frecuencia y la intensidad de sus consumos ya que esto solo nos ayuda a conocer como de cerca está el usuario de la adicción, no plantea la posibilidad de que el consumo sea de forma voluntaria ni identifica el motivo del mismo.
Además, en una droga como es el cannabis con una percepción de riesgo baja por parte de los usuarios y que afecta a cada persona de una forma totalmente distinta, estos criterios clásicos no nos son demasiado útiles para realizar un seguimiento personalizado de cada usuario/a a la hora de reducir riesgos y futuros daños derivados del consumo de cannabis.
El doctor en Psicología Social; David Pere Martínez Oró a través de su investigación llamada ‘Naturaleza y extensión del consumo de cannabis en España’ propuso categorizar a los consumidores en función de la relación que tuviesen con la marihuana, es decir, lo que supone para ellos ser consumidores de cannabis y como esto forma parte de su identidad personal.
¿A que nos referimos con identidad personal? La identidad es una construcción que cada persona realiza sobre su relación con el entorno y con los otros. Es decir, aquello que le aporta pertenencia y singularidad. Dado que es el sentido que cada persona concluye de sus propias relaciones, esta no puede ser compartida, y se expresa a través del lenguaje.
En España se han catalogado un total de seis categorías basadas en los procesos de identidad de los consumidores de cannabis gracias a el análisis cualitativo de varias entrevistas por parte de la Unidad de Políticas de Drogas de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Aquí quedan recogidas y explicadas de forma breve:
Adolescente identitaria
Esta posición se compone por aquellos jóvenes que tienen el cannabis como el núcleo de su vida cotidiana. Los consumos son diarios e intensivos, e intentan compaginar cualquier tarea con los efectos del psicoactivo (escuela, trabajo, eventos…). Al estar limitados económicamente, compartir la sustancia entre iguales facilita un mayor consumo por lo que prefieren la compañía a fumar en solitario; “Si el cannabis modifica las dinámicas grupales es obvio que se convierta en un rasgo identitario”. Defienden su consumo con argumentos infantiles y le otorgan a la marihuana propiedades terapéuticas casi divinas, además no ven ningún efecto perjudicial en el consumo y refuerzan su identidad con productos de corte cannábico (grinders, banderas rastafari, etc.)
Adolescente recreativa
Es la posición que implica a la mayor parte de los consumidores jóvenes. Compuesta por aquellas personas de 13 a 20 años que consumen al menos una vez al año, aunque el consumo puede llegar a ser casi diario, sin embargo, el cannabis no tiene tanto peso en su identidad lo que lo diferencia de la anterior posición. Nunca compatibilizan consumo y tareas cotidianas. Hace referencia aquellos adolescentes que fuman “de vez en cuando” o “solo si me invitan”, pero la característica definitoria de esta posición es que la marihuana representa un papel totalmente accesorio en su vida. Esto provoca consumos menos intensivos y más sensatos. La mayoría tiene un discurso alarmista sobre la marihuana y pocos son los que reconocen los riesgos y los placeres de esta sustancia.
Autoatención recreativa
Es la evolución natural de los adolescentes recreativos que persisten consumiendo cannabis y de los identitarios que pierden cierto nivel de identidad con el cannabis y su consumo. Personas de entre 15 y 64 años que utilizan el consumo de cannabis como una práctica de autoatención para mitigar ciertos males, pero en ningún caso esto forma parte de su relación con el tejido social. Realizar tareas cotidianas bajo los efectos de la sustancia para ellos es un indicador de consumo problemático. El consumo para ellos está normalizado, pero en sus grupos de referencia no se les impulsa a consumir más ni se les estigmatiza por ello.
Identitaria cotidiana
Concentra a aquellos jóvenes que se incorpora a el mundo juvenil-adulto manteniendo el rasgo identitario del consumo de cannabis. Suelen referir consumos habituales siendo a veces imperativo el porro de “buenas noches” o “buenos días”. Para la mayoría de ellos una gran variedad de actividades son dependientes de los porros, es decir, no las pueden realizar sin estar bajo los efectos de la sustancia. Su tolerancia es altísima y esto provoca un mayor consumo que además suelen realizar en solitario. Este es el perfil más abundante dentro de las asociaciones cannábicas y el mayor reto que plantean a la hora de reducir su consumo es: Si su identidad se ha forjado en base al cannabis y toda su vida gira en torno a este… ¿Quiénes son ellos sin la sustancia?
Terapéutica
Se aleja mucho del resto de posiciones, el rasgo que define esta posición es el uso del cannabis para mitigar dolencias derivadas de enfermedades. Se pueden dividir en dos subgrupos, los que utilizan el cannabis bajo la supervisión de un médico y los que se automedican. Debemos guiar a estos últimos ya que su consumo carece de guía y puede volverse problemático. A la mayoría la marihuana no les cura su enfermedad, pero les ayuda a mejorar su vida día a día. Recordemos además que debido a la situación del cannabis en España la mayoría deben seguir acudiendo a un mercado negro que no les aporta la información y calidad que por su situación necesitan.
Problemática
Aquí se sitúan las personas con afecciones derivadas del consumo de cannabis. Según la macro encuesta EDADES realizada en 2015, 558.549 personas en España son posibles consumidores problemáticos de cannabis, es decir, el 19,2% de las personas que consumieron el último año. Si bien es cierto que esta problemática es muy amplia ya que incluye desde taquicardias o ansiedad hasta brotes psicóticos o paranoia presentes sin los efectos psicoactivos. Suelen derivar de personas con perfiles identitarios, es por ello por lo que hay que apartar cuanto antes a este tipo de perfiles de un consumo desproporcionado em edades tempranas.
Gracias a estas categorías podemos organizar los distintos tipos de tratamiento y clasificar a los consumidores de cannabis mediante variables cualitativas y no cuantitativas como hasta ahora se ha hecho, permitiéndonos una mayor individualización de los programas de deshabituación o reducción de riesgos.
Para finalizar, seguro que si algún consumidor esta leyendo esta publicación se ha podido ver reflejado tanto en el presente como en su pasado con alguna de las posiciones recogidas. Por ello os preguntamos:
¿Con que perfil os sentís mas identificados?
¿Creéis que realizáis un consumo responsable?
¿Crees que has integrado la marihuana como parte de tu identidad personal?
Fran Pulido ha desarrollado un programa para reducir daños derivados del consumo prolongado de cannabis para miembros de asociaciones o C.S.C, el cual permite conocer y modificar los hábitos de consumo de los usuarios del programa mediante un simple cuestionario y a través de visitas online. Puedes solicitar más información o reservar una visita con él en la siguiente página:
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